Organizado por una multisectorial partidaria, el sábado 16 de diciembre de 1995 se realizó en Cañuelas el Primer Seminario por los Derechos Humanos. Miembros de Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, Equipo de Antropología Forense, Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos, Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, entre otros, hablaron al público en el Cine Teatro durante horas de la mañana. En el edificio de la Escuela N° 1, durante la tarde se realizaron distintas mesas de debate con actores locales de la educación, la política y el periodismo. El cierre musical y teatral estuvo cargo de Gente de Teatro coordinado por Zully Moreno. El último encuentro de la noche fue un recital de rock en la plaza presentado por el Ruso Verea del programa radial Heavy Rock & Pop.
Ernesto Sábato y Luis Farinello, entre otros adherentes, hicieron llegar su mensaje grabado. Tras los indultos a los genocidas en 1990, el contexto era de recuperación y de una nueva posición ante los derechos. En una de la mesas de debate se propuso que Cañuelas, luego de este seminario, tuviera en la Provincia una mención especial en Derechos Humanos.
“El movimiento sería imparable, se conformó una amplia comisión organizadora multisectorial, fuimos muchos: adultos, jóvenes y adolescentes quienes deseábamos visibilizar la falta de justicia sufrida por otra generación más de jóvenes, estudiantes, obreros, intelectuales, artistas, dirigentes políticos y sindicales” dice Susana Frasseren (ver más abajo), entonces subsecretaria de Cultura, fundamental en la gestión del espacio del Cine Teatro para este seminario.
María Luján Ramos realizó los principales contactos en Capital Federal, de una jornada que se extendió entre las 8:30 y las 22 horas. Merece destacarse la intervención de Laura Bonaparte (Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora), quien dos años atrás había llegado a Cañuelas a presentar su libro El mundo guarda silencio. La tragedia de Cañuelas, novela autobiográfica en clave ficcional que testimonia el hallazgo del cuerpo de su esposo desaparecido, Santiago Bruschtein, y de los otros seis fusilados e incinerados en los alrededores del camping de SMATA de Alejandro Petión. La presencia del Equipo de Antropología Forense en el seminario fue, justamente, la primera exposición pública y detallada de estos hechos en Cañuelas.
A 25 años del Primer Seminario Cañuelense por los Derechos Humanos
Por Susana Frasseren*.
El 16 de diciembre de 2020 se cumplieron 25 años de la realización del PRIMER SEMINARIO CAÑUELENSE POR LOS DERECHOS HUMANOS. He recorrido las imágenes y escuchado las voces que resonaron en el recién reinaugurado Cine Teatro Cañuelas. Desde mi actual perspectiva siguen siendo vigentes las expresiones de aquel grupo de notables conferencistas.
El Seminario surgió ante la convocatoria de Tito Arias, dirigente del Partido Comunista de Cañuelas quien cursó las invitaciones. Acudí un sábado por la tarde al Club Estudiantes y ahí lo encontré a Tito acompañado por Mario Miceli. Poca concurrencia y presencia de gente que di por seguro no teníamos las mismas ideas políticas, recuerdo a Maruca Ramos, Ana María Sabathié y Telma Martines.
La convocatoria tenía como objetivo realizar un seminario sobre Derechos Humanos. Charlamos parados, ya que no había dónde sentarse y compartimos de inmediato la idea de Tito. Sabíamos que no iba a ser fácil, porque pasa en los pueblos como en las familias antiguas: no se habla de los muertos. La idea era poner a la vista los derechos conculcados a los desaparecidos durante la dictadura genocida. El movimiento sería imparable, se conformó una amplia comisión organizadora multisectorial, fuimos muchos: adultos, jóvenes y adolescentes quienes deseábamos visibilizar la falta de justicia sufrida por otra generación más de jóvenes, estudiantes, obreros, intelectuales, artistas, dirigentes políticos y sindicales y a quien marcara el poder por tener un libro prohibido, por ejemplo.
En esa época, como ahora rechazaba y rechazo la violencia. Me uní a la naciente multisectorial para contribuir a preservar la memoria, escuchar el testimonio de quienes sufrieron en carne propia pérdidas con el convencimiento de que nunca más fuera vulnerada la democracia por gobiernos dictatoriales, administradores nefastos de justicia por mano propia. Y lo fundamental para mí fue que esos testimonios que escuché y que escucharon muchos jóvenes y adolescentes movilizados por el proyecto, convertía a cada víctima en propia, no ya, de un padre, una madre, un hijo, un nieto, un hermano o un amigo, era nuestra, parte de nuestro pueblo, que el dolor causado era dolor de la sociedad, que las heridas ocasionadas eran de todos.
La perspectiva de los conferencistas fue hacia el pasado lejano, porque tenemos la horrible costumbre de desaparecer gente, viene de lejos el daño y se actualizó a la fecha del seminario, hubo coincidencia, la realidad en 1995, mostraba que no se preservaban como hoy tampoco se preservan los Derechos Humanos. Una democracia pobre, donde la falta de justicia y equidad siguen vigentes no es democracia. Lo sentí en 1995 y ahora en 2021 me duele igual que entonces.
*Subsecretaria de Cultura 1995-1998.
Imagen inicial: Prendedor con logo del Seminario (gentileza de Susana Frasseren).