Artes visuales Historia pensada

El Gran Juego

EL GRAN JUEGO (martes de ch’alla).

Pablo Cingolani.

El martes próximo es el día del jach’a anata (El Gran Juego) dentro de la cosmovisión aymara que se enraiza con fuerza en las comunidades originarias del altiplano boliviano. El jach’a anata es el momento crucial de la celebración ritual más importante de los Andes durante la época de lluvias cuando se agradecen los frutos que brinda la tierra y donde la comunidad (y cada uno de sus miembros) busca armonizar energías e intimar con la Pachamama, sentirla y sentirse parte del cosmos, para que la fertilidad y la vida buena sigan y el universo se regenere en convivencia e impulso recíproco. Es La Gran Fiesta; es El Gran Juego.

En las ciudades bolivianas del occidente, se celebra como martes de ch’alla (la ofrenda con alcohol, uno de los elementos esenciales del ritual, aunque no el único). Pero sirve, sirve desde ya, establecer aunque sea esa conexión con la totalidad, tomando en cuenta que ese día, millones de personas, de alguna u otra manera, en el campo y en la ciudad, en las comunidades alejadas (alejadas de nosotros, claro) de la puna y los pueblos de los valles de Bolivia, el sur peruano, el norte chileno o el NOA o en las barriadas de los hermanos bolitas en el Gran Buenos Aires, en San Pablo o en Murcia-España, millones van a celebrar esa comunión vital con la Gran Dadora, la Diosa Madre de la Tierra.

Millones de seres humanos en todo el planeta ch’allaran ese día y millones de corazones, millones de hombres y mujeres con fe, millones de manos que se entramaran con la tierra, son mucha esperanza junta, mucha alegría y mucha fuerza. Para compartir esto, sólo se precisa disposición de ánimo y disponibilidad de sentimiento. No es cuestión de iniciación, ni de temor ante la probable burla o de insospechado temor por romper los cánones: es cuestión de sentir que uno no está sólo y no es ajeno, sino todo lo contrario, al Gran Juego del Cosmos, y lanzarse.

Ese día, júntate al menos con otra persona. Abran dos botellas de una bebida con alcohol (el par es la fuerza: Dios y el Diablo, el cielo y la tierra, la mujer y el varón, lo andino y lo occidental), sirve los vasos (el wasuwiri) con cariño fraternal y antes de tomar un solo sorbo, siente toda la fértil vitalidad de la tierra circulando dentro tuyo, atrévete a volver a ser cosmos, y ese primer líquido, ese primer sorbo, no es tuyo, sino que lo ofrendas, con un chorro hacia ella y con todo tu corazón, a la Madre Tierra , a la Pachamama de todos nosotros.

Cuando lo hagas, ya estarás adentro del umasuyu existencial, del país de las aguas inmemorial, donde todo es mística de vida y lucha. Si lo sientes, no te salgas nunca más.

FOTOGRAFÍAS: Tamara Pepe (diablada, Uquía y Maimará – Quebrada de Humahuaca. Carnaval 2023).

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