Por Víctor Cuello.
Muchos amigos fotógrafos me retrataron. Los mejores retratos (sin ofender a nadie) son los de Pía Alarcón. Pía (amiga entrañable) es hippie. De verdad: hippie. Cuando oigo que ya no “existen”, pienso en ella y sonrío. Pía, dueña de unos increíbles ojos celestes (que logran distraer las miradas de sus boscosas y rebeldes axilas), pasa el tiempo entre libros, flores y panes.
Sus días son imágenes en movimiento.
En pleno “reinado de whatsapp”, Pía, prefiere utilizar celulares que no requieren Wifi. Manda SMS (como se hacía antes) o llama, directamente.
Cuando preguntás por qué, responde: “Mejor así… La batería dura muchísimo y no soy esclava de un teléfono”. Tampoco es esclava de “redes sociales”. No tiene cuentas. Es libre. Mi “fotógrafa personal” fue quien me acercó el libro de MARÍA SUELDO MULLER.
El nombre de la poeta y todo el universo que contiene (Omar Cao, La Matanza, González Catán, etc.) no son desconocidos para la bella Pía. Ciertas noches y varias botellas fueron testigos de mis referencias sobre la autora y los mundos que rodea.
Cuando Pía vio el libro, en Hernández, supo que ya tenía regalo para mí.
El virus y su pandemia retrasaron el encuentro, pero la dificultad dio frutos. Pía, sabiendo mis ventajas (muchas veces disfruté, de propios labios de María, los versos que contiene el poemario) abrió el regalo y comenzó a leer. Los SMS empezaron a llegar. Las palabras elogiosas dieron lugar al asombro y, luego, aparecieron “…el mar es una inmensa soledad celeste.”; “la vida seguro es otra cosa”; “sangran los dedos de cortar margaritas”; “…el horizonte es un giro completo…”
Los SMS se despertaron conmigo. Acompañaron mis mates. Pedalearon hasta Cañuelas. El libro, ahora, está a centímetros de las palabras que escribo y, profundamente, en la memoria de una fotógrafa. Cuando los vientos sean favorables, la docente y la hippie, continuarán su diálogo, pero esta vez cara a cara. Mientras tanto, en Buenos Aires y en Brandsen, la vida sigue. Que ocurra lo mismo de tu lado. Y si, por esas cosas, decidís pasar por Hernández: no seas indiferente con la “EXPULSADA…” Todavía huele a Paraíso.
(ph: Pía Alarcón).
POEMAS DE MARÍA SUELDO MÜLLER
expulsada del Edén
me voy
llevando semillas de manzana
y huevos de víbora
cabizbajo
me sigue el hombre
pasado el tiempo
maduran a mi calor
se ofrecen
abriéndose
en la cosecha
y me hastío
en el vino dorado de la fruta
el deseo del vientre arrastrado en la piedra
la obscena fertilidad de los cuerpos
parto a un nuevo exilio
sola
desnuda
pero tiene mi cuerpo
memoria del veneno y el néctar
el recuerdo vibrante del amor
y de los hijos
lo dejo
también
ahora avanzo
como si fuera la primera en abrirle las puertas
Expulsada del Edén (2020).
.
maría o la crucifixión de la voluntad
y llegó el ángel a notificarle su destino
– no quiero- dijo maría-
no quiero concebir su capricho.
no quiero ser repudiada,
el exilio,
y parir entre animales.
quiero el cuerpo de mi hombre,
el que elegí,
y no ese dios ausente,
si al menos fuera toro, cisne
o me bañara en lluvia de oro,
si su éxtasis de rayo me calcinara.
pero tu dios sólo ama de palabra.
no quiero traer al mundo un hijo manso
que se resigne al camino que le trazaron,
no quiero dárselos
para que lo despedacen
y levanten altares en su nombre después,
no quiero ese sustituto que van a ofrecerme
tampoco que me nieguen la muerte
y santifiquen esta humillación.
-tu nombre es María- dijo el ángel-
es tu deber la obediencia y el silencio.
-¡no quiero!- gritó maría
por eso Gabriel
clavó los brazos de maría a un madero
también, los pies,
uno sobre otro
y le tapó la boca.
entonces
ese dios hizo lo que sabía
y dijo que era amor
para gloria de todos los hombres
El dedo cruel de la sonámbula (2017).
.
hoy quisiera incendiar mi casa
me iría caminando
despacio
con mi hijo de la mano
dejaría vestidos
fotos
libros
¡dejaría que arda!
no volvería para ver las llamas
seguiría como si no existiera el calor en la nuca
que el fuego sea rey
abrace todos los rincones
se alce por sobre los muros
¡dejaría que arda!
me iría despacio
a cualquier lugar
con mi hijo de la mano
hablándome asuntos de súper héroe
El dedo cruel de la sonámbula (2017).
María Sueldo Müller (1980) se desarrolló como poeta en el Partido de La Matanza. Publicó en poesía los libros Propia Sombra (Ediciones Cruz de Mayo, 2004) El dedo cruel de la sonámbula (El Cardo Azul, 2017) y Expulsada del Edén (Editorial Leviatán, 2020). También fue parte de la antología Alto Guiso: Poesía Matancera Contemporánea (Editorial Leviatán, 2017) y de otras recopilaciones en Buenos Aires, Chile y Colombia. Desde hace varios años reside en Coronel Brandsen donde ejerce la docencia.