Artes visuales Poesía

Escondites de productos frágiles | Poemas de Bernabé De Vincensi

UN ESQUIZOFRÉNICO EN LA SALA DE CIRUGÍA
VII

Marzo de 2016
un pájaro muere a mis pies.
La mujer que amo me dice “mientras estuviste de todo hiciste dolor”
y me devuelve mis ropas: un calzoncillo, un jeans talle cuarenta y cinco y dos remeras.
Mis padres, mientras tanto, mueren separados
mi madre de psicosis y mi padre de diabetes.
Llego a la casa de Kika y me hospeda en el cuarto de su madre, ya fallecida y sepultada en ese cuarto aprendo a morir y a deshojarme, aprendo el abecedario y el idioma del silencio pierdo la voz y el timón de mi vida.
Kika tenía un gato y era huraño como yo.
Se acostumbró así, me dijo un día Kika, y entendí:
Kika no sabía acariciarlo y mucho menos el idioma de los gatos.
La primera noche insulto a una policía y me detienen y en las tardes me entretengo mirando a una cuarentona del vecindario.
En ese cuarto aprendí el verso de Vicente Luy “usa tu odio para el bien común” y leí Los suicidas, de Di Benedetto.
Kika un día despierta en la cama y me dice que su cuerpo no le responde
me insinúa que el culpable soy yo.
Escapo y pierdo el rumbo de las calles el calor me agobia y los familiares de Kika creen que salí a suicidarme.
Termino en una habitación de Clínica Médica del Posadas, solo, sin visitas y más muerto que la muerte.
Me ve un psiquiatra y otro me preguntan y ven la dirección de mis ojos.
Sí, no, siento que vivo en una pesadilla, digo, y ya
no sé qué decir, al rato me duermo
y despierto recién hoy
agosto de 2018 otra vez en el Posadas
a excepción de que en otra cama
y con la frase “mientras estuviste de todo hiciste dolor” en mi cabeza.
Las ropas las he olvidado o perdido o quizás la mujer que amé nunca me las devolvió.

La trama de los padecientes (2019).

HORA

Esta es mi hora:
no es la hora de la mañana, del mediodía, de la tarde o de la noche. Es mi hora donde no hay quietud y no pasa nada.
Puedo encender un cigarrillo, mirar un póster de Nirvana
(aunque Nirvana no me guste)
imaginar una mujer desnuda, con tetas grandes deletrear mi nombre y armar distintas palabras o entretenerme mirando el machimbre.
No es que yo -siempre fuera de la calma, según dicen- me haya convertido en monstruo o en figura de bestiario.
Lo que me molesta de este punto muerto, que no es de vida ni de muerte
es que nadie me pregunte “¿Cómo estás?”, “¿Pudiste concretar algún sueño?
ni que me diga “¿Estás feliz con tu vida?”. Y yo que nunca entendí la palabra “felicidad”.
Como si con este malestar tuviera que cargar con los problemas del mundo
que estaban antes de que yo naciera y en la placenta nunca me mostraron portales de diarios ni solicitudes de amistades.
Todo empezó acá, en un llanto.
Y antes de dar el primer paso, di enter a “ELIMINAR CUENTA”.

Haga silencio. Respete a los muertos, por favor (2024).

VUELVAN DE DONDE VINIERON

Yo resido en el Sur City, pueblo de hospital, escuelas y soja transgénica.
Camino las calles que conducen a la ex esma de las Infancias:
donde nadie supo del terrorismo a niños y niñas ya violados, golpeados, sarnosos y vueltos a violar. A todos llegados el momento, cuando pudimos caminar, comer y cagar solos, nos dijeron:

Salgan al gran patio. Vuelvan de donde vinieron.

Y regresamos más golpeados que antes, con los tímpanos estrellados a gritos, el cuerpo y la alegría. Cada uno volvió a su lugar aunque no había nadie, entonces delinquimos
traficamos drogas o nos suicidamos pero nunca volvimos a hablar de nuestra infancia
en la ex esma de las Infancias. Porque éramos más delincuentes, narcotraficantes o suicidas que víctimas.

Haga silencio. Respete a los muertos, por favor (2024).

BING BANG

No sé que me pasa.
Soy un Big Bang en una lata de durazno.
No tengo tips para la vida.
Soy un Big Bang en una botella plástica,
necesito papel blanco.
Que introdúzcalo adentro
escriba un deseo, arrójelo al Atlántico.
Soy un Big Bang mar adentro
Que
llévame oleada
condúceme lejos
déjame en un puerto.
Soy un Big Bang en un espacio reducido.
Por favor, piense que algo me tiene sensible.
No pregunte.
Abrace o acaricie. O llámese al silencio.
Soy un Big Bang en un pasillo de cementerio:
                POR FAVOR, HAGA SILENCIO.
                RESPETE A LOS MUERTOS.

Haga silencio. Respete a los muertos, por favor (2024).

LA FRAGILIDAD DE LAS COSAS

Cuando rompan la vidriera
cuando tiren abajo la puerta EMPUJE
vas a estar solo en una caja de plasma
van a ir por la caja de plasma
y no importa si sos pobre, loco, bizco,
rengo, sidoso, canceroso o ciego, nadie
va decir DETENGAN LAS ARMAS que ahí
hay un pobre, loco, bizco, rengo, sidoso,
canceroso ciego que se oculta

ya no somos sociedad, amor, ya no sos
el portarretrato ni el contacto de
WhatsApp de nadie

esto es el mundo, amor

vos oculto en una caja de plasma porque
el mundo afuera es muy feo
y ya no sirven ni los escondites de
productos frágiles.

Inédito.

Bernabé De Vinsensi (Saladillo, 1993). Vivió en el Hogar de Niños Golondrinas de su pueblo, Saladillo, y luego en diferentes ciudades para luego volver a su pueblo. Su poesía es la radiografía de la lucha por la vida y la salud, ausente de toda retórica. Publicó en libro: Trueno de feria –novela- (ArbolAnimal, 2017; Orden de Dagón, 2018), Ciégate para siempre –novela- (Orden de Dagón, Capuchas ediciones, 2019), La trama de los padecientes  -poesía- (Engaña Pichanga, 2019), Velando por los esquizofrénicos –relatos- (Periférica –Chile-; ArbolAnimal, 2021), Antipoemas off-side –poesía en prosa- (ArbolAnimal, 2023), También este infierno temerás –cuentos- (Casagrande, 2023), Haga silencio. Respete a los muertos, por favor –poesía- (Capuchas, 2024), Diario de un tonto en Sala City –narrativa- (autoedición, 2024).
Respecto a este último que ahora se encuentra lanzando, dice: “
Es una alegoría no tan ficcional de la ciudad donde vivo que está en vías de convertirse en un centro de gran poder adquisitivo y una periferia que nunca logra piso, equilibrio. Hay algo de la poesía, una poesía narrativa que sirve de excusa para no caer en lo literal. Tal vez vaya y venga de la narrativa a lo poético pero en definitiva terminan siendo breves crónicas. Crónicas que hablan de una voz que a veces encuentra la felicidad y a veces cae en la óptica de lo injusto, de lo hipócrita”.
A sus libros los vende en papel, y también virtuales para los que pide una colaboración voluntaria.
“Está la idea de ‘¿escribiste un libro? ¡qué bueno! ¡sos escritor!’. Quizás acá se quiera escribir para lograr estatus –dice sobre Saladillo. A mí no me interesa. Pero hay personas que escriben para salir en los diarios o que les den un reconocimiento. El que me reconozca como escritor que me pague, entonces. Porque yo no me hago cargo de una supuesta figura de escritor”.

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IMAGEN: Pintura Fragil III de Marila Tarabay.

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