Hay que morirse menos de distancia
(Vinciguerra, 2004)
Prólogo de Susana Esther Soba.
SALIDA
Debe haber
algún modo de salirse
del enmarcado cuadro
que sostiene
los bordes dilatados
de la pampa.
Una manera habrá
de armar con precisión la retirada
cuatro leguas al sur
y dos al este.
A riesgo de marchar
el suelo intacto,
hay una forma, sí:
dejar el corazón
sobre una loma
con tal que los caranchos desayunen
un puñado de fibra
irreverente.
.
SUBURBIOS
Me sumergí en la pampa descubierta.
Desde el fondo espacioso
se vislumbraba el pueblo,
enorme puerta
por la que se introducen los temores.
El campo era
acaso el menosprecio
de lo que hemos construido:
las calles, las casas, las veredas.
La fusión de lo ignoto y lo sabido;
escarchado arrabal
donde se queda
el natural misterio de la noche
y la acritud de todas las esperas.
Horizonte rojizo,
atardecer vedado a las respuestas;
desde este lugar es el poblado
una sombra.
Soberbia
aparece una cruz,
índice acusado de la iglesia.
Compite con su imagen un ciprés,
verde catedral
de rama fresca.
Humana condición la del suburbio;
mirarse desde afuera
es difícil labor,
límite difuso
entre la abstracción y la materia.
Para regresar hacia el asfalto
he de darle la espalda
a la llanura inmensa.
.
SÓLO LLANURA
Ahora que la tarde está cayendo,
devoraré tajadas de llanura
con mis ojos hambrientos.
Cruza una vaca triste
por el inmenso espacio; su andar lento
arrastra la fatiga acumulada
por todos sus ancestros.
Y el caballo supremo bate al aire
en alarde de domado indomable,
su pesado esqueleto.
Mi estampa de mujer está de más
en la armonía de animal y cielo.
Borrarán del paisaje
la figura achacada de este cuerpo,
dos lengüetazos de la vaca triste;
impondrán mi silencio
unos cuantos relinchos del salvaje
que reprime su furia de milenios.
Cuando no quede nada sobre el llano,
tal vez pueda tenderme
junto al cansancio viejo.
Con los ojos saciados
repartiré tajadas de llanura,
ahora que la tarde ya se ha muerto.
.
EL PUEBLO
Le escatimó el espacio la llanura
que cada noche absuelve sus pecados
en silencio.
Por eso no ha crecido, está arrollado
en posición de feto.
Una sola arteria le recorre
el arenoso cuerpo.
Lo surca un tren de olvido cada tarde,
es el mismo que vuelve a la mañana
como tren del recuerdo.
En invierno se arropa con intrigas,
en verano desnuda el adulterio.
La capilla perfila cautelosa
su negra cruz y el ruego
que sube los domingos por la torre
es el mismo que baja los lunes hasta el suelo.
Las casas, apretadas y grises
parecen la prolongación fatal
del cementerio.
Allí la vida y la muerte no se explican;
el misterio
es el único recurso
que conserva la historia de este pueblo.
.
EL RÍO
He salido a buscar el horizonte
algunas veces
montando en pelo
sobre una idea arisca
y tras mucho mirar,
veo el Salado
(noble fractura o herida absurda
como dice el tango),
él siempre reacomoda sus meandros para llegar
adonde todo muere.
Sin ir más lejos
apearé mi destino en sus orillas,
me dejaré llevar
por su corriente lenta
para desembocar también
en la bahía.
.
DECISIÓN
Puedo irme mañana sin más preámbulo
que el de una palabra hueca
tirada por el aire y nunca oída;
sin más lamento
que el aullido tenaz de cualquier perro
suelto en la noche quieta.
Puedo quedarme aquí a compartir el sol
con la llanura plena
o alejarme precipitadamente.
Pero me quedo
sin más promesa
que el transcurrir de un nuevo día,
sin más luz que la espera,
sin más dolor que el necesario.
He de quedarme aquí hasta que quieras.
.
Balada de la habladora
(Del Dock, 2006).
I
PROCEDIMIENTO
Si la habladora hablara
Vaya y pase
Pero hete aquí que torcida la lengua
Hacia el túnel oscuro de su boca
No tuvo más remedio:
Encendió el mecanismo abrió el teclado
Untó en seco la yema de los dedos
(no vaya a ser que parara la sangre
el recorrido).
Ahí estaban las célebres grafías
Una pregunta le ganó el carácter
¿Para qué servirán las letras solas?
Y ya no pudo más
Tensó la espina, la dorsal desde luego
Prolongada
Tragó saliva en táctiles preludios
(no vaya a ser que dijera
lo que saben)
Ensayó el corazón por lo que fuera
Domesticó el instinto con las manos
Le dijo adiós a la pasión sombría
Y se puso a escribir de todos modos.
Nadie sabe por qué
Rompe silencios
Con rumor de palabras ensambladas.
.
III
DECLARACIÓN DE BIENES
La habladora
Dibujó un redondel en la pizarra
Centró un punto en el círculo preciso
Para demostrar sus posesiones:
“Ésta soy yo- dijo- y lo demás el mundo
(el auditorio cabeceó sin ruido).
Me tengo a mí no sé hasta cuándo
Pulpa rabiosa enflaqueciendo a veces
Asumo apenas una voz estrecha
Que me ha de acompañar no sé hasta dónde
Al lado mío están los argumentos
Con ellos conjeturo no sé cómo
Y después la escritura
Un tanto enclenque.”
Dicho lo cual metió sus manos
En bolsillos de pánico y hondura
(el auditorio estaba ya dormido)
por eso nadie vio
cuando mostraba versos
cosidos con vocablos rigurosos.
.
VIII
MULTITUDES
Habíamos estado tan ausentes,
Que las calles crujieron
Cuando por voluntad
Avanzaba el dolor hecho protesta.
Fuimos más de cien
Y eso es profuso
Para la plaza inerme
De este pueblo,
Fuimos más de cien
Lenguaraces de raza.
¿Cuántos miraron desde lejos,
asomados apenas a una esquina,
al balcón, a la puerta o al descuido?
.
XV
CRIADERO
Ser habladora es empollar
las voces
que alguien degollará,
romper el cascarón, facilitar el agua,
prender la lumbre, acomodar los picos,
disponer la ración
y evitar que se desbanden las polluelas.
.
XVIII
GRITO
Partió la tarde en dos,
Hubo un antes del grito
En la densidad de la demora,
Hubo un después rasgado
Parecido a la expulsión de toda espera.
Entre ambos segmentos la pregunta
Dolió su sin sentido
Y penetró en la carne
Como escalpelo sucio.
La habladora no elude la autoría
De aullido semejante.
.
XXIII
INSURGENCIA
Sin ser sentida casi
La habladora ha venido
A señalar los contrapuntos
Entre sueño y vigilia,
A decir que las flores no son flores
Envueltas en papel
(Así como el papel ya no es
más árbol),
A explicar la razón de una existencia
Que no tiene razón,
A merecer enconos
(Necesarios para quien
nunca juega a dos puntas),
A expresar el dolor
Sin la vergüenza
Prendida en los ojales,
A declarar de a poco
Los errores,
A revelar enigmas
De menudo interés (aunque genuinos),
A describir
Aflicción y decepciones,
A manifestar
Los desacuerdos con el mundo,
A insubordinar desasosiegos
(con letra o con sonido),
a exponer su teoría
sobre el principio y fin
de cada cosa,
A arrancarle dos lágrimas
De miedo
A quien quiera escuchar
Un apotegma:
Contra toda creencia milenaria,
Ni siquiera la muerte
Está esperando.
.
XXXIII
DE BOCA EN BOCA
Suspirar no es lo mismo que exhalarnos
Dijo la gárrula
(A la par que anochecía),
Conviene difundir de boca en boca
Nuestro vaivén mayor:
El de parias con tierras asoladas;
Se insinúa también
Que el mundo es un ecúmene;
Nada que ver, vivimos más aislados
Si es que traspasamos la frontera
Pues ya no distinguimos
Ni siquiera los límites
Del morar dentro o fuera de los cuerpos.
Conviene difundir de boca en boca
La fatalidad de no encontrarnos.
.
XLI
GARABATO
Dijo que todo ha de morir,
Tarareó el ritmo anónimo
Del viento.
Desde el final del monte se escuchaban
Los chasquidos de ramas
En la noche.
Todo puede pasar, también la pena
Menos la palabra
Que va a quedar muy a pesar
De todo.
De ahí que el garabato
Sea el acto final que ya prepara.
.
Ensayo sobre la angustia
(Del Dock, 2009).
ANUNCIO
Tuvieron razón
nomás las gentes
que allá por los ochenta
vinieron a avisar
en una lengua extraña, descarnada,
sobre la vida dura.
Creerles la advertencia fue difícil
porque el canto
de dos o tres chingolos
era bastante para salvar la especie.
Ahí estaba esta vez
la angustia joven
formándose, imperfecta.
Había que elegir el derrotero
(mejor no equivocarse).
Hubo que incursionar en un impenetrable
sin senda ni machete; había que poblar,
estaba claro,
refundarse la carne
en alguna región
bajo la Cruz del Sur a plena noche.
Nadie esperó
con el torso desnudo
la pasión temblorosa
que llevaba.
De esa extinta provincia fronteriza,
aún no he regresado.
.
SEGÚN ESA CANCIÓN
La mulata presume,
abre la boca
para entonar su acento de cubana;
sus dientes, azúcares violentos, endulzaron el té
allá en Miami.
¡Qué rico chico,
la vida es una fiesta
(y five o’clock),
hace un gesto desmadrado.
No importa,
los saxos o trompetas (no distingo)
atronan otra vez.
¿De qué angustia me hablaron?
Aquí la adoran.
La mulata retoza en el proscenio,
la cadera repica
ya gastada.
Quiero creer en el sol que me promete;
según su áspera voz
nadie está solo.
Expliquenme por qué
si esa canción es cierta, abatido es el brazo
cuando intenta abrazar
un saco oscuro
que va tan libre
sin el hombre adentro.
.
ENSAYO SOBRE LA ANGUSTIA
III
(Otras conversaciones)
Como la veo así desparramada,
oronda en esta silla que es mi cuerpo,
me da por inquirirle
hasta cuándo la estancia,
hasta qué voluntad piensa quedarse.
Obrera de los días siempre en vela
fuma un cigarro de hoja y me responde:
“Hasta que abandones la certeza
de que vas a morir,
hasta que adquieras el mismo corazón
que te pulsaba
la tarde en que el amor fue cierto casi,
hasta que de tanta vecindad
me desconozcas”.
.
CIVILIZACIÓN
Civilizado es ver la vida en la pantalla,
llorar un poco si piden corazones
desde una fundación
cuando hay niños a un ápice
del muere.
Civilizado es comentar la guerra
que en medioriente taladra las raíces
y después opinar de quién son los obuses
que perforan mejor la carne humana.
Civilizado es colocar
a media asta el pabellón sublime
si el ministerio considera noble
la expresión de semejante duelo.
O enseñar que la cumbre del G8
trató el desarme
y cómo traer prosperidad al mundo.
Civilizados son esos y otros gestos,
pero entonces mejor será el retorno
a la barbarie límpida
y rupestre.
.
MIRADAS
Cuando un perro te mire,
te mirará la especie,
si es un hombre el que lo hace,
detrás de su mirada
sólo estará un sujeto
perdido como vos
en el transcurso fiel
de tantos siglos.
.
FOTOGRAFÍA
Charco el ojo
se quedó mojando
la foto más pretérita por vista,
figura revelada a la intemperie,
quise verme tal cual
muestran en sepia
los detalles de niña en la mañana.
Si estuve alguna vez
en ese corredor, fui sólo sombra,
con una mano asida a la lejura
y el corazón abierto como un tajo.
.
Pampa Mar
(Del Dock, 2014).
“La pampa es siempre
un mar
cuando hay un naufragio”.
PAMPA MAR
Con un solo ojo nos parece que el límite
está próximo,
con los dos, en cambio,
la pampa se nos vuelve enorme
con caballos o no, con los relinchos
del viento sobre el piélago verde
de gramíneas.
Con un solo ojo navegamos,
cuando abrimos el otro, con caballos o no,
con los relinchos,
el piélago verde nos absorbe
(anfibios como somos)
y nos muestra de lejos la esperanza
de llegar algún día a alguna parte.
.
MIRADORES
Si pudieras mirar el horizonte
desde la posición aventajada
de este palo mayor de ciudadela,
verías las brazadas de los cuerpos
a contra oleaje del verdor doblado,
verías bocanadas, desesperos
en el mar insaciable de la pampa.
.
FARO
Lo habían apagado
antes que nada
lo apagaron tal vez
por confusiones
lo apagaron quizá
porque sabían
que náufragos sin alma
precisaban
la franca intermitencia
por las noches.
Lo apagaron y punto
¿Quién lo sabe?
El caso es que ese foco
luminoso
se extinguió sin dar luz
a los vencidos.
.
CONTINENTE
Esto que me ciñe aquí, que me restringe
también es salvación
y suelo amigo,
esto que me fuerza a ir en su deriva
también es tierra quieta
y circunstante,
esto que impide unir las grandes aguas
también es puente fiel
entre dos mundos,
esto que me sostiene así públicamente
ha de tragarme al fin,
desvergonzado.
.
SALVAMENTOS
LOS MÚSICOS
Cuatro o cinco talvez
(algunos más acaso),
desprendidos del mástil que cedía,
flotaron hasta el centro de la plaza.
Cada uno le asignó causas disímiles
al portento de haber sobrevivido:
el guitarrista, por ejemplo, adujo
que el oído de su noble vihuela
no se llenó de mar;
el violinista defendió una teoría
casi imposible, el arco le sirvió de puente
entre la desesperación y tierra firme;
el bandoneonista aceptó haber recibido
(para aguantar)
el aire de su fuelle en los pulmones;
el hombre del teclado
dijo que lo rescataron dos canciones;
el de la quena en cambio,
alegó de la caña, obstinación
por volverse a acompañar al pueblo.
.
LOS POETAS
Eran los menos indicados
para salvarse
pero…
la casualidad vino a auxiliarlos
con un fuera de borda
tan frágil como soplo.
Los testigos directos
coinciden con las crónicas:
al pisar tierra firme
chorrearon de sus bocas
los versos más sublimes.
Eso sí, están desnudos,
mostrando a la intemperie
cuán pobres han quedado
con una idea atrás
y otra adelante.
Además,
hay quienes los acusan
de intentar el periplo por su cuenta.
.
LAS PÉRDIDAS
EL PROFESOR
A la memoria de Luis Oscar “Pato” Lacoste,
detenido-desaparecido por la dictadura cívico-militar el 15 de octubre de 1976.
En sus ojos oceánicos estaba
teñido aquel destino.
Una ola camuflada de combate
le silenció el acento
(eran agentes versados.
en el secuestro de ilusiones).
Todos los demás
miraron por el ojo de buey
y no los vieron.
Él anduvo instruyendo,
eso suele
poner de mal humor a los bandidos.
A veces se me ocurre
que en un puerto distante
acomodó el pañuelo
esperando el rescate de este lado.
.
La misma araña
(El suri porfiado, 2018)
Prólogo de Jorge Boccanera.
EL SUEÑO VIGILADO
Ir, venir.
A cada palmo una encrucijada;
en el próximo semáforo
el corazón no se detiene
y esa infracción se paga con más duelo.
El pueblo se ha partido en probos y malditos
y los malditos tienen el sueño vigilado.
Lo sé porque en las noches como ésta
aquí en la ventana del delirio,
se paran a charlar a voz bien viva
los mercenarios de la desconfianza.
Afuera se desnudan las ramas
y este viento es un viejo que escapa de la muerte.
.
LA HERIDA
La herida
Cuidado con la herida
no la toques
cuidado
no la toques no es tuya
cuidado
con la herida
no la toques.
Si fuera tuya
acaso la quisieras
pero la herida ajena
nunca se quiere bien.
Si no es tuya la herida
cuidado
no la toques.
Si no es por mitigarla
por salvar lo que tenga de salvable
si la curiosidad fuera el motivo
o acaso contemplar la sangre
no la toques
cuidado con la herida.
Que se restañe sola.
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PORMENORES
Pienso a cien kilómetros de todo,
en el orillo estrecho
de un poblado de casas
con trama de tejido ciudadano;
partido en dos por una vía inerte,
balbucea los restos del discurso
que le dejan decir las capitales.
Estoy a cien kilómetros del canon literario,
del tributo que exige la academia,
de la disnea cruel de tres millones.
¡Como si esas ausencias importaran!
Son pormenores. Acá se vive así:
nos conocemos,
recibimos los pésames, los damos
cuando la campana suena a muerto;
inventamos la gloria, los prohombres,
los valores sociales y el pretérito.
Afirmada en el margen
espero a cien kilómetros de todo.
.
DESVESTIDA
La mujer desabrocha la blusa
ya está sola
se saca el pantalón
lo dobla y todo
coloca en una silla su corpiño
arroja la conciencia
por el suelo
está más sola ahora
sin las medias
también sin el pañuelo y los zapatos
se desprende el dolor
después lo ubica
en la mesa de luz
está muy sola
sobre la piel no guarda a nadie
sólo falta sacarse los recuerdos.
Desde lejos
un corazón canalla espía y sabe
que sola y ya desnuda
estuvo a un paso de morir por él.
.
VISITA A LA CASA
Era la misma traza del camino de tierra
ya no estaban los árboles
las chapas de barrera que atajaban hormigas
en los álamos
después de haber servido
para frenar la plaga de langostas
(no fue la peor plaga que debimos sufrir
luego hubo una que decidió quedarse
y no existió manera de extirparla).
Allí estaba la casa
y no la vio mi madre (ya no podía verla),
pero me vi con ella en una siesta
en medio del potrero
arreando ese ganado de otra gente
montada en una yegua que de arisca
sólo tenía la pelambre.
Me vi con ella en esa siesta
cuando aún ignoraba
que iría a cabalgar la vida
completamente sola.
.
Aliento de lobo
(Luminosa ediciones, 2022).
ALIENTO DE LOBO
Las horas,
el ansia despidiéndose del día,
los rayos que trasiegan varios soles
son aliento de lobo.
Quiero decir
que algo nos persigue por la estepa:
es mitad animal, mitad abismo.
Una retahíla de palabras,
los ventolines de la primavera
son aliento de lobo.
Quiero dejar en claro
que algo nos persigue por la estepa,
aunque aquí nunca cae nieve
ni aullará la noche.
Las rachas de escasa suerte
y vasta adversidad
son aliento de lobo
(toda carne perfuma cacerías).
Quede expresa constancia:
alguien nos persigue por la estepa;
es mitad animal, mitad locura.
.
TROTE
Siempre he escuchado el retumbo del trote
y me he metido en mi propio interior
para salvarme.
Las fauces no se ven, viene mordiendo,
todo lo que encuentra ya es despojo.
A veces es posible
presentir su jadeo a unas leguas de aquí,
pero cuidar el cuello será en vano.
Saber que va a venir, que viene y llega,
sentir la yugular que pulsa ansiosa
y no tener a mano la piedra que lo espante.
Siempre escuchamos el retumbo del trote
y nos metemos en el propio interior
para salvarnos.
.
FORASTERA
Si dijera que no tengo ciudad,
que nada es mío,
dirían probablemente: “está mintiendo,
fuimos hospitalarios,
le ofrecimos la posibilidad de realizarse,
tuvo iguales derechos,
venía de algún lugar remoto
y la amparamos,
le hemos hecho sentir nuestra ternura”.
Si dijera: el único brocal
que hube encontrado
es un pozo sin fin de agua salobre,
dirían que no advertí las fuentes cristalinas
dispuestas para mi sed a cada paso.
Si dijera que no tengo ciudad,
que nada ha sido propio,
estaría diciendo:
aquí he vivido.
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MÉTODOS
Al poema, si no sale solo
será preciso sacarlo,
habrá que cinchar con soga
o con cadenas.
Si el poema no sale solo
hay que echarle sulfuro
o agua hirviendo en su escondite
(como a las sabandijas).
Si el poema no sale
hay que dejarlo a oscuras
hasta que de miedo, tiemble.
Si hay peligro, saldrá,
sólo saldrá
si el corazón no se hace cargo
de semejante encierro.
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INTROMISIÓN
Ahora fastidio. Estoy
con ojos, todo.
Ahora vengo desde adentro
en animal que acarició horizontes
y se dejó montar sin otra condición
que unas palmadas.
Ahora estoy a las puertas
de este municipio;
deberán mirar, no se amedrenten
(la belleza se altera
sin consultar a nadie).
Miren y compadezcan sus miserias,
se parecen a mí sin sospecharlo.
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IMAGEN DE PORTADA: Obra original de Niko Battista que ilustra la tapa del libro Aliento de lobo, por Luminosa ediciones (Lobos, 2022).
Ana María Pedernera nació en Del Carril, Partido de Saladillo, Provincia de Buenos Aires. Reside en Lobos donde ha ejercido su carrera docente como profesora de Historia y Ciencias Sociales en los niveles medio y superior. Desde su adolescencia ha elegido convivir con la palabra poética a la que considera como la expresión más alta de la creatividad y de la imaginación del espíritu humano a través de su lenguaje.
Entre las distinciones que ha recibido, pueden mencionarse: Mención Especial de Poesía en Lengua Española en los Jeux de la Latinité, Avignon, Francia (1978). Finalista del Premio “Macedonio Fernández” (2008). En el año 2011 obtuvo el Primer Premio en Cuento en el IX Concurso Internacional “Hespérides” de la ciudad de La Plata por su obra “Relatos tan breves como posibles”. Recibió el 2° Premio de Poesía Inédita León Benarós de la Fundación Argentina para la Poesía por su libro “Informes de Concurrentes” (2016), inédito. Participó en forma virtual del XX Festival Internacional de Poesía de Costa Rica (2021).
Correo: anapedernera3@gmail.com
Libros de poesía publicados por la autora:
Hay que morirse menos de distancia, (Editorial Vinciguerra, Bs. As., 2004).
Balada de la habladora, (Ediciones del Dock, Bs. As, 2006).
Ensayo sobre la angustia, (Ediciones del Dock, Bs. As., 2009).
Pampa Mar, (Ediciones del Dock, Bs. As., 2014).
La misma araña, (Editorial el Suri Porfiado, Bs. As., 2018).
Aliento de lobo (Luminosa ediciones, Lobos, 2022). 2° Premio Concurso Anual de la Fundación Argentina para la Poesía en 2019.