ENERO EN LA PIEL
El 4 de enero de 1822 el gobernador Martín Rodríguez imponía restricciones a las corridas de toros por estos pagos, y para alrededor de 1850 quedaban totalmente prohibidas. Podríamos pensar que aquello que había sido colonia española dejaba de lado algunas costumbres heredadas y empezaba a buscar las propias.
Nuestros gauchos eligieron, para continuar con el espectáculo donde los hombres dominan a las bestias, hacer de la doma, jineteada; transfigurar una tarea rural en un evento de reunión y fiesta. Durante mucho tiempo esos eventos no fueron más que reunión entre la paisanada vecina y el gauchaje amigo especialmente citado.
Uno de los precursores de esas fiestas, tales como las conocemos hoy en día, fue Don Orlando Gargiulo en su estancia La Valeria, en Cañuelas. Él y Miguel Franco en 1966 organizaron “A Lonja y Guitarra”, velada que combinó los mejores jinetes, los más bravos yeguarizos y los artistas folklóricos más populares del momento. Éxito total, 30 mil personas.
Enero es tiempo de jineteadas y recitales, fiestas de todo tipo que a lo largo y ancho de la patria aportan identidad y ser nacional a un pueblo que es constantemente asediado por imposiciones culturales foráneas.
Entrevista a Orlando Gargiulo (1989).
IMAGEN DE PORTADA: Revista “Folklore” (1967). Descargar el ejemplar dedicado a “A lonja y guitarra”: https://ahira.com.ar/ejemplares/a-lonja-y-guitarra-suplemento-extraordinario-de-folklore/