Artes visuales Narrativa Sobre escritos

Confesión de fin de año

CONFESIÓN

Osvaldo Contreras Iriarte.


Cada día que amanezco sentado en mi cama, me acomodo los cabellos, y pienso en seguir buscando al ser, que tal vez viva dentro de mí, y sacarlo de mi interior para conocerlo un poco más. (A veces dudo de que sea lo correcto).
Es por eso que me refugio en mis cuentos y poemas, que son mi auténtica verdad. (Eso creo). Todo es tan relativo.
Los cuentos y poemas son una voz interior, que va dictando en secreto, historias que, sin quererlo, en algún punto, tienen que ver con uno, donde se corre la cortina invisible de la personalidad. Es por eso que tanto me agrada escribir, lo que siempre he hecho, sin abandonar ese ejercicio. Lo he realizado sin interrupción desde adolescente. En algún momento de persecución de ideales sirvió como refugio del silencio obligado.
Con el paso del tiempo fui encontrando esa voz interior, y un enano gigante que vive dentro de mí. La cuestión era para quién escribía, y era sin dudas para la cantidad de “vos” posibles. Mi “voz” interior para todos los “vos” posibles. No sé si esa voz es importante, sí sé, que traté de construirla con humildad, que sólo fuera un ladrillo más en la pared de la vida.
Nunca pensé en el éxito, ni en el dinero, sabía de antemano, que sólo unos pocos elegidos entre millones viven de su voz interior, de ese enano gigante que vive dentro nuestro. Además, escribir me daba la posibilidad de estar vivo y con salud.
Tal vez, para que esa voz no se apague, el enano gigante no deba salir, que siempre luche por hacerlo y no lo logre. Pienso: Si sale, si nace, ya está, queda afuera de mi ser, ya no me pertenece, para ser otra cosa, que, quién sabe, qué será. Cada día que escribo, lo hago con sinceridad, despojándome de todo tipo de prejuicios, nunca mentiría en un cuento o un poema. Eso sí, vuelo a grandes alturas, y me sumerjo en las profundidades más oscuras, en la alegría, y el dolor. No busco agradar, tal vez, ser un espejo, y en ocasiones un contra espejo con otra visión, otro sentir. De eso se trata.
Gracias a todos aquellos que han leído mis cuentos y poemas, que ya son de ustedes, que han hurgado para escuchar la voz de mi interior, encontrar en mis entrañas a ese enano gigante, que habla y dicta sin detenerse.
Gracias por la compañía de este año, y que el próximo sea más entusiasta que el que se está yendo, o depende, cuando leas estas líneas ya se fue. Que cambie depende de nosotros, los cambios no crecen en los árboles o están tirados a orillas de los caminos, los construimos.

FOTOGRAFÍA: Tamara Pepe.

Vicente Casares.

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