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El gol según Horacio González

El gol según Horacio González

Félix Mansilla.

Hay imágenes de personas públicas que nunca se borran y aparecen intactas, son reconocibles desde lejos. El poncho de Mercedes Sosa, los lentes del Indio Solari y la campera marrón de Horacio González. Bonachón, pensante, de silencios entre palabras y reflexiones certeras, sus lecturas siempre acercaron a un análisis profundo con matices simples, de un buen entendedor. Nació en 1944 y partió el martes 22 de junio de 2021 tras luchar por su recuperación luego de haber contraído Covid-19. Tenía 77 años.

Dedicó su vida a desentramar los lazos sociales: dejó libros, artículos, charlas, ideas y pensamientos. Sociólogo, pensador y con un lado futbolero —era hincha de Boca—, pintó al fútbol desde un costado metafórico. El fútbol, según Horacio, es una “llave maestra de relatos” que nos obliga a tratar de entenderlo desde sus “transposiciones universalizadoras inverosímiles, es transhistórico, transestadístico y está más allá de las ideologías”. Y también se preguntó: “¿Más allá de qué no está el fútbol?”.

Desde su posición —entendió al fútbol desde su impacto social y popular—, González remarcó aquello que le debemos al relato futbolístico. “Hay allí un drama que tiene una localización inmediata en su comienzo”, analizó, “el fútbol tiene una temporalidad que continuamente desafía al lenguaje y por eso de algún modo, tiene un profundo encanto y yo asocio eso a su profunda tragedia de proponer un relato imposible”. Más allá del encanto y las pasiones explicó que “el fútbol no es irracional pero es algo que, de algún modo, continuamente está solicitándole al mundo de las identidades donde nace la razón, que moderen sus esfuerzos para capturar las personas porque ese tipo de identidad las ha capturado de otro modo”.

Como todos los pensadores del aura social, rearmó al mito Diego Armando Maradona al vincular su vida con los ribetes de lo trágico: “Dentro del ambiente de la pelota y sus derivados, podríamos decir que Maradona es el nombre de este drama. Un drama irresoluble. En Maradona se desarrollan todos los ejercicios posibles para neutralizar algún don primitivo del fútbol, pero, y esto es lo significativo, al mismo tiempo se ve que algo resiste”. Además de Diego como símbolo, su análisis giró en torno a dos veedores del espectáculo. Primero, sobre el rol de los jueces de campo: “En el fútbol el arbitrio es un drama permanente”.

El fútbol representa también un drama de reparto de competencias, de responsabilidades, de culpas y responsabilidades, es decir, es una administración primera de justicia. Se ha hablado del drama del arquero, del centroforward, pero el del juez es el primer drama oscuro, incomprensible. En un lugar donde esencialmente no reina la justicia, alguien tiene que impartirla”. En segundo lugar, deslizó su mirada sobre el rol secundario pero ruidoso de los jueces de pantalla: “Después del referí viene la justicia del cronista deportivo. Se califica más duramente que en la universidad. A mí siempre me llamó la atención que un partido bien jugado por un crack de fútbol puede valerle un 6,50. En la universidad se califica con notas mejores, hay un sistema más benigno”.

Horacio y el gol. En un pasaje radial para archivar, sobre el final de su programa La Mañana y un día después del 35º aniversario del Gol del Siglo de Diego a los ingleses, Víctor Hugo Morales despidió a Horacio González, con un audio del año 2009, donde quien fuera Director de la Biblioteca Nacional entre 2005 y 2015, dejó impresiones exactas sobre su manera de entender “el gol” como el fin colectivo en todos los partidos. Aquella mañana, con humildad y simpleza, se confesó oyente asiduo de los relatos radiales de VH: “Estuve pensando en eso y espero que lo tome como un homenaje”.

Aquí, la desgrabación completa de su escrito:

El gol

Por Horacio González.

«El gol, afortunada palabra de tres letras como gas o como sal. Cuando la pronunciamos, por su tamaño tan pequeño, parece que ahorramos esfuerzo. Son palabras pequeñas, caben en una sílaba, pero todos saben que son abreviaturas de algo más profundo. Hay muchas sílabas escondidas en la palabra “gol” y, a veces, parece que todo el idioma está encerrado ahí. Quien alguna vez gritó un gol lo sabe: algo misterioso se desata en el espíritu, algo que pareciera comprimido. El alma estaba estrujada, pero entonces se produce el alivio. La catarsis, como decían los antiguos griegos, la purificación de las pasiones. El grito de gol es la vibración interna de nuestra lengua, una manera súbita en que se desata un demonio. No sabemos si antes existía un grito primitivo y luego de muchos milenios se convirtió en el grito de gol o si primero la forma humana del habla inventó el grito de gol como verbo fundante. Si fuera así, todo el lenguaje dependería de una única palabra y cuando dijésemos mar, elefante, amor, desdicha o patria quizás podría parecer que son variaciones muy elaboradas de un gol. El gol equivale a un pequeño crimen aceptable en el lenguaje. Todo parece suspenderse: el bien y el mal, lo alto y lo bajo, lo tibio y lo caliente, el rencor y la duda, incluso también la felicidad, porque un gol no es solamente la felicidad, sino una angustia secreta que nunca cesa. A veces en un partido de fútbol hay momentos extraordinarios, pero el gol es de factura menor. A veces un partido es mediocre pero contiene una novedad sorprendente, un gol excepcional, irrepetible. De esta forma, el gol parece un hecho único y paradójico igual que nuestras vidas. Es una palabra a la vez maldita y jocosa. Traduce el azar de la existencia, la espera de un bálsamo, un momento de locura tolerable. Un gol nos arrebata, pero la vida sigue luego su curso. Siempre estamos dispuestos a contar un gol en forma razonada, como los dibujos del recorrido de la pelota que sale en los diarios del día siguiente. O rematando en un grito que nos devuelva las formas más primitivas del acuerdo humano. Nos guste o no nos guste el fútbol, aún si nunca hubiéramos gritado un gol, esa palabra subyace en nuestra vida encerrada con esas angustias e ilusiones.»

(Texto publicado en el libro Cosas rústicas, 2022).

Félix Mansilla nació en 1987 en Salvador María, Lobos. Es periodista, Lic. en Comunicación Social (UNLP) y da clases de Literatura en Secundaria. Comenzó en gráfica en 2008. En 2011 fundó en Lobos revista El Viaje, una publicación autogestionada con entrevistas y relatos literarios, poesía y arte. Desde 2012 conduce El Mono Tremendo, un programa de música rock semanal de tres horas en FM Reencuentro. Durante 2017/18 escribió para el sitio de perfiles ADN Lobos. Desde 2019, comparte entrevistas y perfiles para el sitio El Autógrafo. Forma parte del staff de Centrofóbal de La Plata desde el arranque, en 2014, con entrevistas, crónicas, cuentos y ediciones de podcast. En su blog leanhdp.blogspot.com publicó micro relatos, notas y reseñas. En 2020, lanzó Cosas que pasaron en el club (Ed. Fútbol Contado). Cosas rústicas (entrevistas, perfiles, enlaces), en 2022. Entre las entrevistas de este último libro aparecen los escritores Osvaldo Bayer y Juan Sasturain, el árbitro Héctor Baldassi, el preparador físico de Diego Maradona, Fernando Signorini y el músico Pipi Piazzolla, nieto de Astor.

https://leanhdp.blogspot.com/

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